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la gran luna menguante
por la simplicidad
del silencio.
(Amelia de Sola)
De poemas y otros imposibles
martes, 7 de noviembre de 2017
domingo, 25 de diciembre de 2016
Flor de fuego
Una pequeña flor de fuego
por todos los que amo.
Una luz diminuta
en medio del invierno
para las gentes de mi corazón.
Los que están a mi lado
y los que se alejaron.
Los que habitan la vida
y los que se marcharon a la muerte.
Una pequeña flor de fuego
y el calor de mi alma
para los que siempre llevo
conmigo.
(Amelia de Sola)
por todos los que amo.
Una luz diminuta
en medio del invierno
para las gentes de mi corazón.
Los que están a mi lado
y los que se alejaron.
Los que habitan la vida
y los que se marcharon a la muerte.
Una pequeña flor de fuego
y el calor de mi alma
para los que siempre llevo
conmigo.
(Amelia de Sola)
viernes, 16 de diciembre de 2016
Seis grados escasos
Seis grados escasos y lloviendo a cántaros al otro lado del balcón. De puertas adentro, el calor del fuego, el silencio acentuado por la música del agua, el ordenador, los libros y el café calentito. De puertas adentro, yo, agradecida hasta la incredulidad por el regalo de este trocito de tiempo de calma y soledad, en medio de una época tan dura. Tiempo para pensar, para leer, para descansar. Tiempo para contemplar, para estar conmigo, para no hacer, sencillamente, nada.
Gratitud, también, hacia los pocos amigos -antiguos y nuevos- con los que he compartido algunos ratos de estos benditos días.
Días aún no agotados, pero que ya se van acercando a su fin. Y es a la vuelta cuando noto de verdad la huella de este retiro simple y sin pretensiones. Esa suerte de orden interior que se ha ido produciendo suavemente, esa maduración tranquila y silenciosa que me acompaña, acrecentada, cada año, mientras voy conduciendo rumbo a casa -a mi otra casa-.
Mientras tanto, aquí no pasa casi nada. Paseo, cocino, añado troncos al fuego, fotagrafío la belleza... Y siento que estoy viva. Que estoy conmigo. Que estoy bien.
Sin más.
Gratitud, también, hacia los pocos amigos -antiguos y nuevos- con los que he compartido algunos ratos de estos benditos días.
Días aún no agotados, pero que ya se van acercando a su fin. Y es a la vuelta cuando noto de verdad la huella de este retiro simple y sin pretensiones. Esa suerte de orden interior que se ha ido produciendo suavemente, esa maduración tranquila y silenciosa que me acompaña, acrecentada, cada año, mientras voy conduciendo rumbo a casa -a mi otra casa-.
Mientras tanto, aquí no pasa casi nada. Paseo, cocino, añado troncos al fuego, fotagrafío la belleza... Y siento que estoy viva. Que estoy conmigo. Que estoy bien.
Sin más.
domingo, 11 de diciembre de 2016
Una mañana clara
Una mañana clara |
Habitante
de una mañana limpia,
de niebla y ligereza,
de cielo alto
y suave
claridad.
Habitante
de una pradera dulcemente
verde,
dulcemente abrazada
por la arboleda,
dulcemente
vestida
de humedad
y de sol.
Habitante
de un tiempo de silencio,
traspasado de calma,
florecido,
como una planta efímera,
en el suelo
profundo
de la vida.
(Amelia de Sola)
jueves, 1 de diciembre de 2016
Un poema antiguo
Un antiguo poema, encontrado en un cuaderno.
He caminado
sola
por tu alma
(tú no venías,
no sabías, siquiera,
por dónde
iba).
He caminado
sola
por tu alma
(tú no venías,
no sabías, siquiera,
por dónde
iba).
domingo, 6 de noviembre de 2016
miércoles, 26 de octubre de 2016
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